viernes, septiembre 23, 2005

El liberalismo decimonónico

El liberalismo como doctrina política derivaba del racionalismo del siglo XVIII, por cuanto se oponía al yugo arbitrario del poder absoluto, al respeto ciego al pasado, al predominio del instinto sobre la razón. Por el contrario, preconizaba la búsqueda de la verdad por parte del individuo sin ningún tipo de trabas, sino mediante el diálogo y la confrontación de pareceres, dentro de un clima de tolerancia, de libertad y de fe en el progreso. Esa doctrina se asentaba en la confianza en el poder de la razón humana que todo lo esperaba de las constituciones y de las leyes escritas.
Frente a la idea de jerarquía y de autoridad, el liberalismo presenta las ideas de libertad y de igualdad. Y estas ideas son aplicables a todos los terrenos: al gobierno, a la religión, al trabajo y a las relaciones internacionales.
El liberalismo se refiere fundamentalmente a dos aspectos: a lo político y a lo económico.El liberalismo como sistema político fue construido a partir de las doctrinas de los viejos maestros Montesquieu, Voltaire, Rousseau o Condorcet.
"(...) El falso liberalismo global practicado por los países desarrollados más ricos e inclusive por el FMI no permite la libre circulación de todos los factores de la producción. El capital circula libremente, en especial el especulativo. Pero el trabajo y la tecnología, dos factores vitales para los países pobres, no son libres; están protegidos por severos regímenes de inmigración y de propiedad intelectual. (...) Nada ilustra mejor este falso liberalismo global que la intervención del FMI contra el libre mercado para salvar a los inversionistas globales de las crisis financieras. EL FMI actúa contra las leyes del libre mercado a través de un medio eficaz para castigar a los inversionistas imprudentes: la quiebra (...) "
Otro aspecto a tener en cuenta es el cambio en la producción, lo que se denomina " la desmaterialización de la producción". Esto quiere decir que hoy día se utiliza menos materia prima por unidad industrial fabricada. La economía industrial se emancipa de su dependencia de los recursos naturales. En un libro de economía clásica se considera que los países dotados de recursos naturales son ricos. Esto ha dejado de ser verdad hoy en día. Suiza, un país que no tiene ningún recurso natural y que solo cuenta con 6 millones de habitantes, exporta más que Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, es decir, más que todo el MERCOSUR. ¿Qué es lo que tiene Suiza? Sencillamente, recursos humanos; exporta materia gris, contenida en el altísimo contenido tecnológico de sus manufacturas y la gran eficiencia de sus servicios, en vez de las materias primas y manufacturas de bajo contenido tecnológico que exporta en su mayoría MERCOSUR.

Durante este siglo XXI el mundo se va a convertir en una sociedad planetaria dual. De un lado, existirá una minoría de personas y países consagrados a actividades intelectuales desmaterializadas, creadoras e inventoras de tecnología y servicios; del otro, existirá una mayoría de personas y países pobres que viven todavía de su fuerza física y de la exportación de sus recursos naturales, sin posibilidad de desarrollarse.
Otro factor de no desarrollo ligado al anterior, consiste en la sedimentación de una cultura acientífica en los mal llamados países en desarrollo. Las sociedades de América Latina, África, y en gran parte de Asia (excepto Corea del Sur, Taiwán, China y Singapur) son en realidades sociedades que casi no emplean la investigación científica y tecnológica en su producción. No se nutren de la investigación en ciencias naturales, biológicas, químicas, físicas, bioquímicas y matemáticas. Casi todo el discurso acedémico en estos países es histórico, jurídico, sociológico, económico, artístico, literario. Lo que está bien, pero no da el poder. En estas sociedades se prefiere la letra al logaritmo, la retórica al experimento, la deducción a la inducción, la creencia antes que la duda. En ellas casi no existe discurso científico.
En consecuencia, no existe innovación ni invención. Sin una revolución educativa que promueva la curiosidad y la investigación científica, jamás saldrán del subdesarrollo y la inviabilidad nacional será su condición en el siglo XXI (...)"
Fragmentos del texto de Oswaldo de Rivero, embajador de Perú ante la ONU, No desarrollo y supervivencia en el siglo XXI

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