El clima de los polos
El corazón de la Antártida es una bóveda formada por glaciares de edades remotas. Si el Artico es un área desértica, que se puede decir de la Antártida donde apenas hay humedad. Casi en la cima de la bóveda de 3.962 m de alto, en el llamado “polo de inaccesibilidad” (a 643 km del propio Polo Sur), hace tanto frío que el aire no puede retener mucho vapor de agua y las nevadas son leves. En todo el continente, la precipitación no pasa de 13 cm de nieve. Sin embargo, aún esta raquítica precipitación se conserva gracias a las temperaturas extremadamente bajas. La helada superficial rechaza hacia el espacio hasta el 90% del calor del Sol, menos intenso en los polos que en cualquier otro lugar de la Tierra porque los rayos solares caen en oblicuo. Sobre la superficie, la nieve se transforma en partículas de hielo cuya densidad aumenta de acuerdo con la presión y las cuales se derriten en la superficie pero más abajo se congelan y crecen hasta tener un diámetro de 5 cm a 20 ó 30 m de profundidad. Al cabo de un millón de años de persistente acumulación estas diminutas masas de hielo se transforman en los arrolladores glaciares.
Para que los glaciares se desarrollen se necesita que absorban, por lo menos, tanta nieve como la que pierden todos los años por derretimiento y evaporación. Aparentemente, la mayoría de los glaciares no están conservando el equilibrio, y hay muchos como los del fiordo Lyngen, que hasta hace algunas décadas solían asomarse al mar y que ahora se han refugiado en los lejanos valles de Noruega. Pero los científicos no osan asegurar que el banco de hielo de la Antártida, actualmente el mayor de todos los glaciares, ya se esté encogiendo. Todavía pesa tanto que ha hecho que la flexible corteza elástica de la Tierra baje a menos del nivel del mar en muchas áreas. Este fenómeno, en un tiempo, obligó a varios científicos de diversos países a preguntarse si la Antártida sería un continente o tal vez una cadena de islas. Sondeos sísmicos de hielo efectuados durante el Año Geofísico Internacional de 1.957-58, y más tarde, confirmaron que la Antártida es un continente. También probaron que casi toda la Tierra de María Byrd está ya tan abajo del nivel del mar que aunque se la liberara del peso del hielo no podría resurgir. Conforme a este descubrimiento, los cartógrafos pueden trazar una bahía donde antes aparecía una parte de la Tierra de María Byrd.
Para que los glaciares se desarrollen se necesita que absorban, por lo menos, tanta nieve como la que pierden todos los años por derretimiento y evaporación. Aparentemente, la mayoría de los glaciares no están conservando el equilibrio, y hay muchos como los del fiordo Lyngen, que hasta hace algunas décadas solían asomarse al mar y que ahora se han refugiado en los lejanos valles de Noruega. Pero los científicos no osan asegurar que el banco de hielo de la Antártida, actualmente el mayor de todos los glaciares, ya se esté encogiendo. Todavía pesa tanto que ha hecho que la flexible corteza elástica de la Tierra baje a menos del nivel del mar en muchas áreas. Este fenómeno, en un tiempo, obligó a varios científicos de diversos países a preguntarse si la Antártida sería un continente o tal vez una cadena de islas. Sondeos sísmicos de hielo efectuados durante el Año Geofísico Internacional de 1.957-58, y más tarde, confirmaron que la Antártida es un continente. También probaron que casi toda la Tierra de María Byrd está ya tan abajo del nivel del mar que aunque se la liberara del peso del hielo no podría resurgir. Conforme a este descubrimiento, los cartógrafos pueden trazar una bahía donde antes aparecía una parte de la Tierra de María Byrd.
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